Info para tener en cuenta
PRODUCCIÓN Y
ESCUCHA DE DEMOS
Se suele llamar
"demos" o pilotos a piezas sonoras que se utilizan para
presentar un programa de radio o toda una programación.
Si somos productores
y queremos llevar un programa a una determinada emisora o conseguir
financiamiento para un programa que ya estamos haciendo, o si
queremos organizar la presentación de nuestra radio ante la prensa o
la audiencia, nos encontraremos con la necesidad de producir una
pieza radiofónica de estas características. Aquí compartimos
algunos elementos para facilitar su realización.
IDEAS DE PARTIDA
Un demo es una
herramienta para traducir un proyecto. "Demo" es la
abreviatura de "demostración" y en ese carácter aparece
la idea de promesa.
Lo que solemos
expresar a través de un demo, piloto o programa cero es una
intención. Una manera de maniobrar el lenguaje radiofónico pero en
el marco de un proyecto claro, con objetivos concretos y desafíos
identificables en una pequeña pieza portadora de sentido.
Además de
relevante, ese paisaje sonoro de corta duración, tendrá la
motivación de ser lo suficientemente atractivo como para generar el
deseo de seguir escuchando. Y con un núcleo editorial manifiesto
tanto en los contenidos periodísticos como en las decisiones
artísticas y estructurales de la pieza.
Algunos términos e
ideas claves para el armado del diseño de un demo:
Herramienta. Los
demos son herramientas puestas en circulación donde se manifiesta
una idea de programa. Hay demos que articulan los mejores momentos de
un ciclo ya sucedido, demos que funcionan como el programa cero de
una idea no realizada con anterioridad y demos con fines específicos
como la búsqueda
de financiamiento.
Lo importante en el
momento de producirlo es tener en claro cuál es la finalidad que se
buscará conseguir una vez presentado. Ya que los tres tipos
mencionados requieren estrategias distintas.
Promesa. Cuando se
escucha un material sonoro lo que se intenta interpretar es cuál es
el proyecto que traduce. A qué coordenadas político-culturales
remite, cuáles son las representaciones que construye en sus
discursos (incluida la noción de audiencia), qué estrategias de
producción evidencia y además qué nos promete como proyecto
radiofónico. Hablamos de promesa porque el demo muestra una
proyección. Eso que podría suceder en caso de incorporarse a una
programación.
Síntesis. No
refiere a la duración, aunque la incluye, sino a la capacidad
creativa que podamos tener al plantear la matriz de una idea. Usar
los recursos pertinentes disponibles en el universo radiofónico pero
al mismo tiempo dejándonos sorprender por la
apropiación que un grupo de personas hace de las convenciones del
trabajo sonoro y la búsqueda de una agenda de contenidos propios.
Continuidad. Si bien
los demos cristalizan momentos puntuales de un proyecto, el modo en
que esos elementos aparecen articulados -las estrategias de costura
que la producción decide para hacer de una idea una propuesta
integral- es clave en la prueba que exige un demo.
Es probable que
muchos buenos fragmentos no hagan un buen programa. Salvo que
aparezcan conectados con puntería y sutileza de modo de conseguir el
recorrido adecuado para que los interlocutores puedan construir sus
propios viajes en ritmos personales. La idea de continuidad refiere
también a la obligación que el demo tiene de convertirse en una
pieza integral en sí misma.
Proyección. Una
idea, cuando existe, muestra su camino de proyección. Abre
secciones, desvíos, pasajes posibles de ser recorridos. Los
programas de radio se construyen al aire. Pero los demos mismos deben
inicialmente proyectar un horizonte posible de acontecimientos
radiales. Y no agotarse en los guiños y recursos usados para esa
eventualidad. El demo asocia, compara, cita otros universos de
materia sonora. Obras, músicas, relatos. Se proyecta incluso en
materiales preexistentes con los que dialoga explícita o
implícitamente.
Espíritu. Un
programa de radio, además de una secuencia ordenada y rítmica de
contenidos, es un estado de ánimo, una parte emocionante y
multiplicadora de una programación. Por eso un programa se completa
en el marco de la programación en la que se emite. En los demos,
como en los actos de magia, está el espíritu. El ánimo. Podemos
ser muy relevantes pero poco atractivos o muy atractivos pero
irrelevantes.
SOBRE LA ESCUCHA DE
UN DEMO
Las programaciones
son una construcción. A partir de la definición de criterios se
elaboran
metodologías y
técnicas para programar.
Como lo dice el
término, "programar" es puntualmente dos cosas:
1. Armar una
secuencia de pasos que pueda tener lógica interna y a la vez
reproducirse.
2. Prever.
Anticipar. Poder diagramar estrategias que pongan en relación
proyectos con objetivos.
Los demos son el
principio de una conversación. La de sus realizadores con los
directivos de una emisora. Funciona como diálogo, en el propio
código de la materia sonora, entre una propuesta y el marco posible
donde se espera emitir.
El demo no debería
ser considerado una instancia decisiva de evaluación. Aun cuando en
algunas emisoras termina funcionando de modo determinante.
Sabemos que dar un
examen no significa exactamente un parámetro del saber. Uno puede
saber mucho pero tener un mal día. Y que su examen termine siendo
una radiografía poco representativa de la lucidez del realizador y
más una prueba en
velocidad de la capacidad de reacción.
Por lo tanto el demo
empieza una conversación, no debería ser la instancia que la
culmine. Sobretodo porque los programas se construyen al aire. Más
allá de todo lo que se pueda prever antes de emitir.
La escucha de un
demo deberá ser el inicio de una investigación sobre el proyecto
presentado que empieza con las anotaciones de eso oído y con la cita
de una o varias reuniones posteriores con los realizadores de la idea
a fin de discutirla, argumentarla, rodearla de razones que no
aparecen en el audio pero sí se inferirán en la charla personal.
La verdadera
dinámica de una producción está en la cotidianidad. En el código
de trabajo, la capacidad de manejar tiempos y resultados, la audacia,
sorpresa, curiosidad y el riesgo experimental que un grupo asume
estando junto.
EL DOBLE
DESTINATARIO DE UN DEMO
¿Cómo pensar a la
vez en el director de programación y en el oyente destinatario de
los contenidos?
¿Para quién se
hace un demo? ¿Para el director de programación de una emisora o
para el oyente al que el programa elige como interlocutor?
La respuesta es
fácil: para los dos y al mismo tiempo.
Si bien el demo es
intencionalmente una herramienta de promesa que evidencia un proyecto
radiofónico y al presentarse se lo hace sabiendo quien lo escuchará
(el director o coordinador de la programación), los contenidos de
ese demo deberán estar dirigidos a una audiencia determinada que es
la priorizada por el perfil del material. Entonces deberemos poder
combinar códigos y guiños de producción que a la vez de interpelar
al oyente, le hablen directamente, de manera más o menos literal, al
destinatario del demo (el responsable de oírlo y tomar una decisión)
y no ya al del programa.
PLAN Y PLANIFICACIÓN
Un demo tiene un
plan y exige una planificación.
La eficacia del demo
podrá rastrearse en la huella que deja en su receptor.
Un demo es un plan.
Tiene todas las tácticas de una herramienta y lleva en sí mismo una
idea principal.
Un plan es más que
la suma de varias voluntades con una pasión. Es el diseño de una
estrategia, en este caso comunicacional, para dar cuenta de un
proyecto político cultural trazado a partir de la identificación de
signos contextuales, códigos de época, sistematizaciones,
creatividades. Objetivos. Todo plan por más caótico, libre y
colectivo que se anuncie deberá (sin perder horizontalidad)
expresarse en una planificación que lo organice.
Un guión o libreto
donde evidenciaremos todas las líneas de la producción.
En el demo nos
jugamos la creatividad pura. Es sabido que todos recordamos lo que
nos llamó la atención, así que tengamos en cuenta tres cosas
importantes.
1. El demo recorre
una propuesta de programa. No la agota, pero la deja saber.
2. No hay tiempos
recomendados para la duración de un material. Hay radios que piden
demos de determinados minutos, 15 por ejemplo, pero la duración está
en el tacto del oído y en la intensidad. Cuanto más corto más
amable pero una idea sostenida con recursos puede ser una película
para oír y llevarnos por horas al disfrute. Como 2 minutos mal
resueltos pueden ser una eternidad.
3. La genialidad no
puede forzarse, pero cuando aparece genera chispazos inolvidables en
los oídos de nuestra mente.
Manejar sutilmente
los trucos de nuestros recursos, dosificarlos y acordarse que el
orden de aparición de los contenidos es clave. El principio es el
momento en que mas atención se presta y el final es lo que
inmediatamente se recuerda.
Los demos son obras.
La primera impresión de algo es
determinante.
Lo que se escucha
también se ve, así que diseñar gráficamente la propuesta y
acompañar el audio con textos e imágenes ayudará a traducir junto
a otros lenguajes, la experiencia pretendida.
Programas y demos
son indisociables. Más que categorías analíticas, maquetas de
investigación.
No hay demo sin
idea. Por eso la búsqueda incesante es hacia las ideas.
Y para una idea no
hay grabación que falle.
Fuente: Gastón Montells- Colectivo La Tribu
12 de junio de 2007
en:
http://www.vivalaradio.org/gestion-radios-comunitarias/produccion/07demos.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario